miércoles, 15 de enero de 2014

Duelos de espada en una versión retro

Nidhogg
Nidhogg puede jugarse en solitario, pero principalmente es un juego enfocado al multijugador. Dos jugadores batiéndose en duelo de espadas, en escenarios oníricos y cuya recompensa para el ganador es ser comido por un gigantesco gusano-dragón. Sí, es un juego extraño, pero es adicción pura cuando dos humanos se enfrentan cara a cara. Es un juego sencillo, de control accesible y diversión infinita. Así que no te dejes engañar por sus gráficos…

¡En garde!

Nidhogg es un duelo a muerte entre dos esgrimistas. Solo tienen su florete y su valentía. Además tienen diferentes movimientos como saltar, agacharse, lanzar la espada, pelear con los puños, apoyarse en paredes, etc. Pero básicamente es un duelo de esgrima al estilo del clásico
Prince of Persia.

Las luchas se desarrollan en escenarios oníricos y llenos de colores psicodélicos, están formados por varias secciones y los jugadores deben correr en dirección opuesta para llegar a sus respectivas metas. Tras cada enfrentamiento el luchador muerto vuelve aparecer a los pocos segundos, tiempo que el vencedor aprovecha para avanzar terreno en busca del final. ¿Quién gana? Quien llegue a su extremo opuesto donde es devorado por un dragón.

Pero esto solo es una fría descripción de Nidhogg. Cuando juegas es totalmente diferente. El juego adquiere vida, se transforma en una película de duelos infinitos, de lucha por la supervivencia, de muerte y venganza. La velocidad a la que se desarrollan los combates, y el hecho de que una única estocada te mate, hace que cada enfrentamiento se convierta en un auténtico Duelo Final. Debes ser rápido y despierto para esquivar los envites del rival y permanecer vivo. Y si mueres, tranquilo, reapareces en tres segundos para volver a la lucha.

Además, los escenarios son variados y están llenos de pequeñas trampas para hacer más amenos los duelos. Hay agujeros, suelos que se mueven, puertas, vegetación que oculta a los luchadores, plataformas que desaparecen… A veces un sencillo agujero en el suelo cambia por completo el devenir de la batalla.

El modo para un jugador es una ristra de 16 duelos cada vez más difíciles. La IA parece tonta al principio, pero según avanzas los combates se van volviendo más complicados y llegan a usar trucos que te cogen por sorpresa. La verdad es que es bastante difícil llegar al final.

Pero el plato fuerte es el modo multijugador. Hay dos modos, el Versus de toda la vida y un modo Torneo para hasta 8 jugadores, ideal cuando montas fiestas en casa. Ambos modos son configurables, con opciones extra como luchas sin espadas, modificar la gravedad, muertes súbitas, etc. Si lo que buscas es diversión en compañía, la encontrarás aquí.

Infinito y accesible

Nidhogg es control puro. Toda su jugabilidad se apoya en saber utilizar con acierto los escasos movimientos con los que cuentas. Las luchas son intensas porque el mínimo error puede ser utilizado por tu rival para matarte.

A pesar de que los combates de esgrima son limitados, con tres defensas (alta, media y baja) y un único botón de ataque (estocada), la velocidad a la que se desarrolla todo crea mucha tensión. Pero si mantienes la cabeza fría puede que ganes el combate… eso, y un poco de suerte.

El resto de movimientos son complementarios. Además del salto y la carrera, dispones de más opciones como lanzar la espada, saltar y dar una patada, impulsarte en paredes, etc. Las luchas sin espadas, a brazo partido, son también son muy cachondas y de resultados impredecibles.

Lo mejor del control de Nidhogg es que es fácil de aprender y de exprimir al máximo. No importa qué nivel de experiencia tiene el jugador, Nidhogg es siempre accesible.

Extraño visualmente

Es obvio que Nidhogg no parece un buen juego en cuanto a gráficos se refiere. El aspecto ultra pixelado de todo, los escasos detalles que ves en pantalla y el manirroto uso del color, hace pensar que esto es una broma de mal gusto.

Pero no, el juego es así porque quiere ser así. Además, mirándolo con más atención el juego es mejor de lo que parece. Por ejemplo, las animaciones de los pixelados esgrimistas son espectaculares, y los niveles tienen varias secciones. Están diseñados con especial mimo para que los combates sean interesantes sean donde sean.

La música y las voces (mejor dicho los gritos de muerte) también están en esa extraña zona que te hace dudar entre el “esto no me gusta nada” y el “pues no queda tan mal”.


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